Miguel Gámez Duarte, Profesor especialista en técnicas de entrenamiento físico y mental, con motivo de la publicación de su última novela, entrevista a José Grau Reyes para Andante.

M -Entonces José, vuelves a publicar…una novela. Dado que tratas el tema de las demencias seniles y en concreto el Alzheimer, no parece más lógico un Tratado o un Manual…

J – Inicié un tratado, pero el texto se autodefinió solo. Y mucho mejor. La novela facilita la interiorización de los contenidos. En su lectura encontrarás mucha información sobre los procesos de demencia episódica y genética, las fantasías eternas, los mecanismos de identificación parental… pero, sobre todo, quería contarlo desde la perspectiva del Cuidador. Fue una investigación muy dura, muy exigente…yo ejercía de Tutor mientras escribía…Por el día cuidaba, por la noche escribía…. Se convirtió en novela…no pude, ni quise evitarlo. Quería que el mensaje llegará a cualquiera, al margen de su formación.

M- Si te digo la verdad me he reído mucho… y también he llorado. No es una forma normal de tratar un tema tan delicado.

J- Un día sin risa es un día perdido, Miguel. Amalia lo explica en la novela. Pero para poder reír de verdad hay que consciente de nuestras limitaciones. Supongo que Amalia quería dar un mensaje de esperanza, de ilusión…Por otra parte, no lo puedo evitar, es mi carácter… Hay que ser positivos. Yo sólo muevo los dedos en el ordenador.

M- Me ha sorprendido mucho que la protagonista, Amalia, tuviera capacidades extrasensoriales. Y, sobre todo, que a medida que perdía los recuerdos, mejorará en sus percepciones….

J- Bueno…es una novela. Y, afortunadamente, este tipo de narrativa lo admite todo. Pero sí, lo reconozco: Amalia ve la energía, está entrenada en técnicas de percepción sutiles. Y cuando su biografía, su razón, se diluye…misteriosamente adquiere nuevas capacidades. ¿Tú qué opinas?

M- Sí, seguro. Si dejamos la mente a un lado un ratito, despertaremos a otras percepciones. Como Profesor de Meditación no puedo tener dudas. Quizá, en nuestro desesperado intento por ser los reyes del sapiens, sacrificamos capacidades espirituales….

J- Para Einstein…la energía más fuerte es el amor. Seguramente el amor sin recuerdos, sin muros….

M- Amalia se enamora. Es un amor increíble. Diferente…

J- No lo cuentes Miguel…Es un amor sin recuerdos…ya está…. aunque sí te digo que la historia de amor que justifica esta novela es lo menos ficticio de todo lo que cuento….

M- ¿El amor siempre es real?

J- Es lo único real. Es el motor del universo. Es lo único que nuestra experimentada mente racional no puede explicar…. o, al menos, no del todo.

M- La figura del Cuidador, muy importante en esta historia, es otra clave hacia el amor….

J- El Cuidador cuida por amor si es un “Fijo” y cuida por interés o ego si es un “Espabilado”. Hay cuidadores y cuidadores, igual que hay cangrejos y cangrejos.

M- Me reí mucho con el catálogo que hace Laura de los cuidadores…y también con la mascota de Amalia, ese cangrejo gigante del Pacífico que anda hacia atrás y es neuróticamente compatible con el sapiens moderno. Volvemos al humor…pero en momentos la tragedia nos sorprende con fuerza…

J- ¡Es una tragedia perder la Memoria! Es terrible lo que arrastra la demencia. Se lo come todo. Sólo unos pocos cuidadores, familiares, amigos…pueden sublimar una situación tan extrema, convirtiéndola en un ejercicio de aprendizaje.

M- Y de amor.

J- Claro. De amor verdadero.

M- Cambiando de tema. ¿Por qué ese aire de novela negra? Me ha sorprendido mucho que Amalia se convierta en detective.

J- Amalia no lo puede evitar. Se anticipa a los acontecimientos, puede ver la energía y es un espíritu libre. Lo que sabe, lo cuenta. Sin recuerdos, perdió el miedo.

M- Una Vejez sin Miedo, como la de Amalia, es muy interesante.

J- Muchas veces, vencido el miedo, nos instalamos en un proceso de claridad que nos asusta aún más que el propio miedo. La claridad nos obliga a dar pasos al frente.

M- ¡Y eso da mucho miedo!

J- Es más fácil seguir la rutina, vivir acorazados, aceptar las instrucciones…y llegar a la Vejez atrapados en una vida irreal, definida por lo inmediato e, incluso, por la materia acumulada. Una vida espuria, sin contenido.

M- ¿Por la materia?

J- Por la materia como compensación a la incertidumbre y la baja estima. En realidad, un ejercicio de falso Poder. Y te digo, Miguel, que pagamos un precio muy alto por nuestras dependencias. El precio del apego, especialmente del apego a las cosas materiales, conlleva una vejez triste y un tránsito muy complicado.

M- Tengo la sensación de que nos salimos del tema. Y también de que lo que cuentas conecta con “Alma colibrí”, otra vez analizando nuestra misión en la vida… si es que existe.

J- ¿Y de qué otra cosa puede escribir un escritor?

M- No me gustaría cerrar esta breve  charla sin tratar algunos temas, para mí cruciales. El primero es la relación de Amalia con su nieta Wamena. ¿es fundamental?

J- Imprescindible. Una historia de amor sin fronteras dentro de otra. Wamena y Amalia conectan en el mismo metro de camino. Wamena con once años y Amalia con ochenta y cuatro son contemporáneas. Ambas, aun, no están mediatizadas por los recuerdos. Los recuerdos como interpretación y justificación de la realidad, evidentemente …

M- ¿Y Leo?

J- Leo está muy lejos de las interpretaciones. Vive el momento. Igual que Ernesto.

M- Y otra cosa. Continuamente haces guiños al fenómeno del nacimiento paradójico, la muerte emocional, las habilidades que despierta…. Ya lo analizabas en “Alma Colibrí” y en “Enemigo Muerto”. Amalia, Consuelo, Tomás…parecen tocados por una varita mágica.

J- Imposible renunciar al aprendizaje y las experiencias que me conectan con ciertos fenómenos de ámbito psicológico inexplorados y fascinantes. Concretamente en las investigaciones sobre perdidas de conexión con el soporte físico o emocional y sus consecuencias … Pero, sobre todo, me parece un recurso literario extraordinario… y un homenaje a Felipe Corporales.

M- Por último…. ¿Qué estás preparando?

J-  Pues mira Miguel……poesía…mucha poesía… Lo necesito y de paso un Manual casero de fenomenología perceptiva…

M- Pues hablando de poesía, te he traído unas setas de Cuenca y unas alcachofas de Ciudad real.

J- ¿Arroz y campo? A Amalia le gustaba mucho.

M- Pues lo degustaremos pensando en ella.